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jueves, 20 de junio de 2013


EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ
¡VÍ A MI PAPÁ!
Con mis condolencias a la Sra. María del Pilar González de Torre,
por la lamentable partida de su Sr. Padre Indalecio González Villarreal.
Por Ramón Durón Ruiz
H
ace días un familiar tuvo una emergencia médica, ingenuamente fue al Hospital de gobierno y en urgencias ni lo pelaron… ¡no lo atendieron!, inmediatamente se pasó a una Clínica privada, en que al ver la situación en la urgencia rápidamente fue atendido con amabilidad por una enfermera y un médico.
Varias horas después salió del hospital, –como gallina recién pisada, sacudiéndose el polvo y no hallando pa’ onde correr– cuando lo fui a visitar a su casa, en donde convalecía, le dije:
—Vale la pena que a la enfermera y al doctor que amablemente te atendieron, les lleves un presente y vayas a darles las GRACIAS.
—¿Para qué?… ¡si pagué y lo que hicieron fue cumplir con su deber!
El viejo Filósofo entiende que para mucha gente es harto difícil saber ser agradecido…. Porque eso se “Mama en casa” no se aprende en los doctorados de las escuelas.
“El corazón no sólo es un órgano que bombea sangre; es la semilla de tus impulsos primarios” y un impulso básico para este viejo campesino, es que desde el corazón se produce gratitud.
Que increíble es el poder que genera saber ser agradecido, fortalece los dones de tu alma, ayudándote en la conducción del espíritu en relación contigo mismo, con la gente de tu vida y obviamente con el universo.
Algo tan “sencillo” como dar las GRACIAS, te auxilia para que enriquezcas tu íntima naturaleza que como ente material-espiritual posees, te empodera de la existencia,  pues logra relacionarte armónicamente con la vida.
El prestigiado Contador Sergio Zertuche generosamente me envía una frase que dice: “Basta con estar atentos, para advertir a cada momento una razón para ser agradecidos.” Y hoy querido lector, en un acto de recogimiento te invito a que medites ¿a quién?, ¿con qué, ¿por qué? tienes motivos para estar agradecido la razón es muy sencilla: “Quien no se siente agradecido por las cosas buenas que tiene, tampoco se sentirá satisfecho con las cosas que desearía tener.”1
A este viejo campesino, la escuela de la vida lo ha “pulido a golpe de talache” con muchas enseñanzas, una de ellas que tome conciencia que la palabra GRACIAS es tan corta… como poderosa, tiene la magia de conectarte con la plenitud, con tu grandeza y con la felicidad, a la que por derecho propio llegaste a esta carnalidad a disfrutar.
Hay muchos correos formidables, entre ellos una anécdota de un sabio de vida llamado Matthew Henry, lleno de preclaros conocimientos espirituales y una innata sabiduría que dice: “Cierto día, Matthew, fue asaltado por unos ladrones que le robaron la cartera. Ese día escribió en su diario:
Estoy muy agradecido porque:
Primero, nunca me habían robado antes;
Segundo, porque a pesar de que se llevaron mi cartera, me dejaron con vida;
Tercero, porque aun cuando se lo llevaron todo, no tenía mucho y
Cuarto, porque me robaron a mí… y no fui yo quien robo”.2
Si usted quiere encontrar el camino a la fuente inagotable de amor y abundancia le sugiero tres pasos:
1.- Inicie su día con emociones positivas, recuerde que las emociones mandan su mente y su mente manda a su cuerpo.
2.- Cada nuevo amanecer, decrete frases positivas para su vida HOY, y…
3.- Aprenda a ¡ser agradecido!, además de que le abrirá cientos de puertas, le hará sentir merecedor por los bienes y dones que tiene… y los que vendrán.
Este Filósofo agradece a: mi casa Editora que publique mis artículos; a usted estimado lector que me lea; y a mi Padre Dios que me obsequie el sentido del humor. A propósito, el actor Charles Coburn (1867-1961) contaba: “Desde que era niño, tuve pasión por el teatro y asistía a todas las funciones que estaban a mi alcance. Esto motivó que un día mi padre me dijera:
—¡Hijo! hay una cosa que nunca debes hacer. Ir al […table dance].
—¿Por qué papá?
—Porque allí verías cosas que no debes ver.
—Y papá tenía razón. Vi algo que no debía ver... ¡Vi a mi papá!”

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