EL
FILÓSOFO DE GÜÉMEZ
¡VÍ
A MI PAPÁ!
Con mis condolencias a la Sra. María del Pilar
González de Torre,
por la lamentable partida de su Sr. Padre Indalecio
González Villarreal.
Por Ramón Durón Ruiz
H
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ace días un
familiar tuvo una emergencia médica, ingenuamente fue al Hospital de gobierno y
en urgencias ni lo pelaron… ¡no lo atendieron!, inmediatamente se pasó a una
Clínica privada, en que al ver la situación en la urgencia rápidamente fue
atendido con amabilidad por una enfermera y un médico.
Varias horas
después salió del hospital, –como gallina recién pisada, sacudiéndose el polvo
y no hallando pa’ onde correr– cuando lo fui a visitar a su casa, en donde
convalecía, le dije:
—Vale la pena
que a la enfermera y al doctor que amablemente te atendieron, les lleves un
presente y vayas a darles las GRACIAS.
—¿Para qué?… ¡si
pagué y lo que hicieron fue cumplir con su deber!
El viejo Filósofo
entiende que para mucha gente es harto difícil saber ser agradecido…. Porque
eso se “Mama en casa” no se aprende en los doctorados de las escuelas.
“El corazón no sólo
es un órgano que bombea sangre; es la semilla de tus impulsos primarios” y un
impulso básico para este viejo campesino, es que desde el corazón se produce
gratitud.
Que increíble es
el poder que genera saber ser agradecido, fortalece los dones de tu alma,
ayudándote en la conducción del espíritu en relación contigo mismo, con la
gente de tu vida y obviamente con el universo.
Algo tan
“sencillo” como dar las GRACIAS, te
auxilia para que enriquezcas tu íntima naturaleza que como ente material-espiritual
posees, te empodera de la existencia,
pues logra relacionarte armónicamente con la vida.
El prestigiado
Contador Sergio Zertuche generosamente me envía una frase que dice: “Basta con
estar atentos, para advertir a cada momento una razón para ser agradecidos.” Y hoy
querido lector, en un acto de recogimiento te invito a que medites ¿a quién?, ¿con
qué, ¿por qué? tienes motivos para estar agradecido la razón es muy sencilla: “Quien
no se siente agradecido por las cosas buenas que tiene, tampoco se sentirá
satisfecho con las cosas que desearía tener.”1
A este viejo
campesino, la escuela de la vida lo ha “pulido a golpe de talache” con muchas
enseñanzas, una de ellas que tome conciencia que la palabra GRACIAS es tan corta… como poderosa,
tiene la magia de conectarte con la plenitud, con tu grandeza y con la
felicidad, a la que por derecho propio llegaste a esta carnalidad a disfrutar.
Hay muchos
correos formidables, entre ellos una anécdota de un sabio de vida llamado
Matthew Henry, lleno de preclaros conocimientos espirituales y una innata
sabiduría que dice: “Cierto día, Matthew, fue asaltado por unos ladrones que le
robaron la cartera. Ese día escribió en su diario:
Estoy muy
agradecido porque:
Primero, nunca me
habían robado antes;
Segundo, porque a pesar
de que se llevaron mi cartera, me dejaron con vida;
Tercero, porque aun
cuando se lo llevaron todo, no tenía mucho y
Cuarto, porque me
robaron a mí… y no fui yo quien robo”.2
Si usted quiere
encontrar el camino a la fuente inagotable de amor y abundancia le sugiero tres
pasos:
1.- Inicie su día con
emociones positivas, recuerde que las
emociones mandan su mente y su mente manda a su cuerpo.
2.- Cada nuevo
amanecer, decrete frases positivas
para su vida HOY, y…
3.- Aprenda a ¡ser agradecido!, además de que le abrirá
cientos de puertas, le hará sentir merecedor por los bienes y dones que tiene…
y los que vendrán.
Este Filósofo
agradece a: mi casa Editora que publique mis artículos; a usted estimado lector
que me lea; y a mi Padre Dios que me obsequie el sentido del humor. A propósito,
el actor Charles Coburn (1867-1961) contaba: “Desde que era niño, tuve pasión
por el teatro y asistía a todas las funciones que estaban a mi alcance. Esto
motivó que un día mi padre me dijera:
—¡Hijo! hay una
cosa que nunca debes hacer. Ir al […table
dance].
—¿Por qué papá?
—Porque allí
verías cosas que no debes ver.
—Y papá tenía
razón. Vi algo que no debía ver... ¡Vi a mi papá!”
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