¿SABES
QUE ES EL EGO?
Por
Ramón Durón Ruíz
H
|
ay una historia Zen
que me encanta: “Un joven pregunta a su Maestro: — Maestro, lucho denodadamente contra mi ego
tratando de ahogarlo y no puedo, no logro hacerlo, es más fuerte que yo. ¿Qué
debo hacer?
— Hijo, debes hacer lo
contrario de lo que estás haciendo: si luchas contra el ego, lo fortaleces, estas
reconociendo su poder sobre ti. No debes luchar contra el ego, debes comprenderlo.
Si haces el esfuerzo de comprender sus manifestaciones, esa comprensión hará
que vaya desdibujándose de tu vida hasta que termine por ser manejable o hasta
desaparecer.”1
Para el viejo Filósofo el ego,
nace del miedo, que es una emoción altamente tóxica, que neutraliza tus
sentidos, a la par que te hace arrogante, busca que luches por ser dueño de la
razón y tener la aprobación de todos.
Es tal la fuerza del ego
cuando lo tienes en exceso, que te educa para poseer codiciosamente y evita que
compartas, te distrae de la esencia de tu existencia, te aleja de la felicidad
y del sentido de la vida.
Para el ego
siempre tienes la razón, es un enemigo frontal de la pureza de tu alma, que te
aleja de que te relaciones armónicamente con el universo, y te encuentres con la
paz y con tu Maestro Interior.
El ego, te
aleja de que seas capaz de dar con amor incondicional, es un enemigo de tu sano
crecimiento, de tu despertar y evolución espiritual, que te aleja de que seas
capaz de marcar la diferencia, de que te relaciones adecuadamente con el
principio creativo, que te lleve al encuentro contigo mismo.
El
ego bloquea tus dones, es autodestructivo, es un enemigo
frontal, un adversario oculto para que avances con el poder del amor y la
confianza en ti mismo, un contrincante del despertar de tu talento, de que seas
capaz de potencializar exponencialmente tu innata creatividad.
El
ego degrada
tu ser, te cierra al aprendizaje, pues trabajas desde las respuestas, no desde
las preguntas, porque crees ser dueño de la razón, hablas de todos los temas
–aunque los desconozcas– al ser el
centro de atención, te lleva a hablar para no pasar desapercibido.
El
ego es
un dictado de la superficialidad, que te conduce a ponderar el mundo material
sobre el espiritual, a la vez que envidias –en lugar de regocijarte– con el
éxito ajeno, te hace indiferente para escuchar; su papel, es buscar que seas el
centro de atención y hablar, hablar… hablar.
Mientras tu alma te
invita a compartir, el ego te invita a competir, a buscar ganar a como de lugar,
perder no está en tu agenda; a dar consejos y a criticar a todos, a ser el
centro de atención en las reuniones o el trabajo.
El Filósofo que ríe
de lo risible: la política y sus políticos, y ríe con lo solemne: la religión,
la historia y la muerte, afirma:
“Hay argentinos que son como las
palomas, nomás levantan vuelo…
¡Y CAGAN A TODO EL MUNDO!”
Apropósito la
genialidad del humor del mexicano dice que: “En cierta ocasión un niño le pregunta
a otro:
— ¿Sabes que es el ego?
— No… ¿Qué es?
— Es un pequeño
argentino que todos llevamos dentro.
En ese momento se
acerca un argentino, que agraviado y muy ofendido les dice:
— ¡Pibes…! ¿QUIÉN DE USTEDES DIJO ‘PEQUEÑO’?
No hay comentarios:
Publicar un comentario